Como su nombre indica, consiste en quemar moxas sobre las agujas o sobre la piel del paciente. Y moxas viene de “Moe Gusa” que es el nombre japonés de las plantas que se usan.
Normalmente se usa el polvo de hojas de artemisa para moxar; pero hay infinidad de plantas, como el jengibre, etc, y se usan también otras partes de la planta.
Los primeros hechos constatables de su uso datan del 2333 a. de c. en Chosou (Corea).
La moxibustión se usa en la Medicina Tradicional para calentar la energía vital (Qi) y la sangre en los canales, dispersando el frio para la prevención de enfermedades y el mantenimiento de la salud.
Es muy habitual en Corea, que las madres moxen a sus hijos en el vientre cuando tienen fiebre o diarrea, porque en el origen de ambos está el frio. ¡Y funciona muy bien!.
La moxa se puede aplicar directamente sobre la piel en forma de conos de artemisa, o indirectamente en forma de puros que se acercan a la piel, en forma de taza sobre la que se sientan las mujeres para que el humo penetre en la vagina, en forma de bastoncillos para el oído, etc.
También se utilizan “barreras” entre la moxa y la piel, con distintos productos ajo, mezcla de plantas, huesos de melocotón, etc., y distintos efectos.
La moxibustión se realiza sobre los puntos de acupuntura y sobre los canales, por tanto, las aplicaciones son diversas según los puntos que utilicemos. Aunque sólo el hecho de quemar y dar calor también tiene sus efectos particulares: aumento de glóbulos rojos y blancos, eleva la temperatura, ayuda a la circulación sanguínea y linfática, etc.